Nuestro encuentro
Al encontrarnos de frente tú y yo
descubrimos que el mundo
queda reducido a un pequeño espacio,
lentamente me tomas la mano
y percibes que estoy temblando.
Sin pronunciar palabra,
me miras fijamente y ves
que me pierdo en tu mirada.
Es ahí cuando el deseo
recorre mis venas
a una velocidad indescriptible
y mi pulso se acelera,
tú con la palabra precisa
me susurras al oído
lo que quiero escuchar,
que me deseas tanto
que no vas a parar…