El amor no se arranca
Tenía una cadena
aferrada a mi cuello,
aquella cargaba
el peso de mi amor.
La arranqué
con una ira sarcástica
y creí haber invitado
al desamor.
No pasaron
ni cinco minutos,
y un verdadero amigo
se acerca con ansias
de ser mi almohadón,
le conté toda la historia
y me respondió:
Seguro que no te costó
arrancártela del cuello,
pero del corazón...
Dedicado a todas esas personas
que me escuchan y me entienden